Como ya os anticipé en facebook, mi profe de pilates es cordobesa y me ha dado la receta original. Como quedó claro por los comentarios recibidos, el salmorejo cordobés, el original, no lleva vinagre, aunque en muchas casas se le pone, quizás porque nos resulta un sabor más similar al gazpacho.
El caso es que yo no soy muy fan del vinagre así que me viene genial la receta original.
Probablemente sea una receta habitual en la mayoría de los hogares españoles, aunque os he de confesar que en mi familia nunca se ha comido gazpacho ni salmorejo, no sé si es lo habitual en el norte por el clima, pero lo cierto es que hasta que no me fuí a vivir fuera no conocí ninguno de los dos platos. Y he de decir que sin el gazpacho puedo vivir perfectamente (lamentablemente aborrezco el sabor y el olor a pepino) pero me alegro de haber probado esta receta de salmorejo porque está... mmmmm, ya me contaréis.
Es una receta ligera, sana y que fresquita nos viene genial en esos días de calor. Además si no se le añaden los taquitos de jamón también es una receta apta para vegetarianos así que ya sabéis.
INGREDIENTES:
* 1 Kg de tomates maduros (para conseguir un buen salmorejo tienen que ser buenos, de los que saben y huelen a tomate de toda la vida. En mi caso mezclé tomates pera con tomates carnosos de La Rioja)
* 1 diente de ajo
* 5 rebanadas de pan (usad un buen pan, tipo francés por ejemplo, con una buena miga)
* Aceite de oliva virgen extra
* Sal
INSTRUCCIONES:
1.- Se lavan bien los tomates y se ponen en un bol donde se baten con la batidora de mano. Aquí, ya os adelanto que yo me he saltado un poco la receta original y he pelado los tomates antes de batirlos.
2.- Se cuelan para eliminar los restos de piel y pepitas. Se añade el ajo y se tritura. En mi caso como los había pelado no los pasé por el colador así que uní este paso con el anterior batiendo juntos los tomates con el ajo directamente.
3.- Se añade el pan y se deja unos 10 min para que se empape bien. Después se pasa de nuevo la batidora.
4.- Se añade la sal al gusto y el aceite poco a poco mientras seguimos batiendo hasta conseguir la textura deseada.
Elegid un buen aceite porque lo agradeceréis en el sabor. Yo he utilizado uno ecológico de una cooperativa de Jaén, como no podía ser de otra forma. Como curiosidad os diré que estuve hace poco en Baeza y en Úbeda y nos contaron que en la provincia de Jaén existen actualmente censados 66 millones de olivos, casi nada. No dejéis de ir a visitar la zona porque vale la pena.
Dependiendo de los tomates empleados y del aceite el color resultante será más rojo o más anaranjado.
Una vez obtenida la textura y el sabor deseado (si es necesario se rectifica la sal), se guarda en frío bien tapado y a disfrutar. Se puede tomar solo o acompañado de unos taquitos de huevo cocido y de jamón. Aunque mi fisio dice que en su casa el salmorejo va indiscutiblemente unido a la tortilla de patata, sin más. Yo ya lo he probado y es una opción muy buena, desde luego. Rico, rico 😋
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